¿Qué beber durante el día?

La elección de la bebida con la que acompañar nuestra comida también suele llevarnos tiempo –sobre todo en bares y restaurantes-. En casa, aunque también podamos dudar ocasionalmente, solemos ser constantes y establecer una bebida principal como hábito para cada momento del día. Lo que tengamos ese día para comer podría incluso condicionarnos a la hora de escoger el líquido con el que acompañarlo. A todos nos puede apetecer más una u otra bebida en un momento determinado.

El sabor, las ventajas para la salud o incluso la facilidad o no de preparación nos influyen a la hora de escoger la bebida.

Leche

Para desayunar

La importancia del desayuno en nuestra dieta está fuera de toda duda. La mejor opción sería tomar un desayuno equilibrado con el que adquiriéramos los nutrientes necesarios para mantenernos con energía durante todo el día. En cuanto a la bebida, como norma general la leche suele ser la protagonista. El componente más relevante de este líquido es el fosfato de calcio, encargado de fijar y fortalecer los dientes y huesos, lo que le convierte en altamente recomendable para niños y adolescentes.

A medida que crecemos solemos sustituir el vaso de leche con cacao por un café o un vaso de té. Bebidas más naturales y con menos grasas que la leche. Por la mañana se recomienda, además, beber un zumo de frutas natural, sin azúcares añadidos. Las ventajas para la salud son muy grandes debido a que estos líquidos conservan la esencia del alimento, esto es, vitaminas y minerales.

café

Hora de comer y cenar

Si nos centrásemos en qué es lo mejor para nuestro organismo durante la hora de comer, la respuesta sería no beber. Es decir, cuando bebemos mientras comemos o justo después de hacerlo, lo que hacemos es dificultar la digestión. Por esa razón, lo que se recomienda es que bebamos al menos 20 minutos antes de empezar a comer. Por supuesto, hay bebidas que dificultan más o menos la digestión, pero incluso el agua provoca este efecto. Además, se aconseja que la temperatura del líquido sea tibia. El agua muy fría eleva el pH del organismo, lo que dificulta todavía más el proceso gástrico cuando comemos.

En cualquier caso, no tener un vaso de algo para beber durante la comida parece nos parece no menos que inviable. Si bien no se recomienda la ingesta de refrescos o cerveza –su abuso-, un vaso de agua del tiempo o un vaso de vino nos ayudará a hacer más llevadera la comida. No obstante, otra de las consecuencias de beber es que nos sacia y, por tanto, disminuimos el consumo de alimento, lo que nos ayuda a adelgazar.

naranjas

A la hora de cenar conviene no beber en abundancia. Nuestro cuerpo reduce el gasto de líquido mientras dormimos debido a la falta de actividad física. Abusar de la bebida antes de dormir nos llena de líquido, produciéndonos malestar y una sensación muy incómoda.

Agua

El agua merece mención aparte de las demás bebidas. Suele ser el primer sacrificado cuando escogemos otra bebida con la que acompañar la comida. Ya sean vinos o refrescos, su consumo implica –aunque no necesariamente- que disminuyamos el consumo de H2O, una fuente tan insustituible como ventajosa para nuestra salud.

Como seres compuestos por un 70% de agua, necesitamos ingerir diariamente una cantidad –recomendada- cercana a los 2 a 3 litros bien repartidos durante el día. Esta necesidad deriva de la pérdida constante de agua a la que nos vemos sometidos hagamos o no ejercicio físico. Cuando orinamos, a través de la piel, o incluso cuando respiramos, estamos perdiendo agua. De ahí la obligación de tener que ingerir líquidos todos los días.

copa agua vino

Hay muchas formas de consumir agua. Alimentos compuestos por agua como las frutas o los vegetales, por ejemplo. Por otra parte, otras bebidas como zumos naturales, café, té o refrescos también contienen agua y nos pueden proporcionar una cantidad determinada. Sin embargo, esta cantidad es mínima y en ningún caso pueden servirnos como excusa para no beber agua.

Por todo esto es más que aconsejable acompañar nuestras comidas con un vaso de agua que complemente –o como bebida principal- a otra bebida. Además, no debemos olvidar que no hay bebida más saludable.